En el año 2008 un grupo de amigos nos regalaron por nuestra boda a Juan Carlos y a mí un viaje a Burkina Faso. Tiko Sanfo fue nuestro guía y lo que comenzó siendo un viaje de turismo acabó siendo un viaje de descubrimiento y aventura.
Tiko nos habló del lugar donde nació: Bagaré. Bagaré es una aldea de unos 50 habitantes en el poblado de Noberé, en el que viven más de 1000 personas.
Conocimos aldeas como la de Bagaré en nuestro viaje. En todas ellas nos acogieron con cariño y respeto. Descubrimos como es la vida aquí en África. Nuestras mentes de blancos tenían que acostumbrarse a muchas cosas, entre ellas a la falta de recursos pero lo más difícil fue ver el trabajo al que eran sometidos los niños.
Asi fue como conocimos a Amata. Amata es una niña inteligente que vive en la aldea. Yo jugaba con una veintena de niños a dibujar en la arena con un palo. Yo hacía un dibujo y los niños lo imitaban. Al grito de Madamme llamaban mi atención para que yo aplaudiera su dibujo. Había momentos de confusión, pues ellos hablan moshi y yo español. Fue Amata la que hizo de intermediaria y a través de gestos me ayudó a hacerme entender con los demás niños de la aldea. A la mañana siguiente cuando teníamos que marcharnos yo sentí que un pedazo de mi se quedaba junto a ellos. Para Amata comenzaba un día más en su vida. Cargando con su hermano a la espalda, le esperaba otra larga y dura jornada moliendo mijo en un mortero. Salí de allí con un compromiso: le traeríamos un molino a todas las Amatas del poblado y con él les ahorraríamos trabajo y les dejaríamos más tiempo para jugar y aprender.
Asi fue como volvimos a España con un proyecto en el corazón. Se llamaba Proyecto Amata. Hicimos una cadena de 140 amigos y reunimos el dinero. Este año hemos ido a llevar el molino. Y nos hemos traído otro compromiso.
Amor H.
Yo soy una de esos 140 amigos que participó en el Proyecto Amata, pero saber que podía poner algo más de mí al ir allí a comprar y llevar el molino en persona al poblado, me parecía una experiencia increíble.
El 20 de agosto de este año, llegamos a la aldea de Bagaré con el molino. No nos esperaban, así que fue una sorpresa para ellos. En un momento se reunieron todos los hombres, mujeres y niños a nuestro alrededor junto con el jefe del poblado. Tiko les iba contando el proyecto entre los aplausos y alegría de todos. El jefe del poblado nos dijo que lo que habíamos hecho era tan grande, que no tenía palabras de agradecimiento para nosotros, que no podía hablar y permaneció en silencio.
A mí me sucede lo mismo cuando tengo que contar lo que allí vivimos, me quedo sin palabras, tanta alegría, tanto agradecimiento, cariño y respeto…
Una vez aquí, de vuelta a las “preocupaciones” del primer mundo y a mi rutina diaria, no pasa un solo día en que no me acuerde de la gente del poblado, y me doy cuenta de cómo con tan poco dinero y esfuerzo, conseguimos algo tan grande y valioso para ellos. Así es como volvimos a España con un proyecto en el corazón. Nos hemos traído otro compromiso… Proyecto Safora.
Silvia S.
No podemos describir con palabras la realidad diaria del poblado de Bagaré. La falta total de recursos hace que la vida sea más difícil de lo que aquí podemos imaginar.
En este poblado vive un niña, Safora. La ausencia de medios de su familia hace que ella en vez de dedicarse a estudiar, jugar, soñar y desarrollarse como persona tenga que trabajar para ayudar a salir adelante cada dia a su familia. Ayudar a la familia de Safora es ayudarla a ella. Proporcionar un trabajo a su madre es una forma de mejorar su vida, así Safora puede ser una niña con un futuro lleno de esperanza e ilusiones, como cualquiera de los niños que encontramos en nuestras calles del primer mundo.
Este es el punto de partida de nuestro nuevo compromiso:
El proyecto Safora.
Por ello esta vez te proponemos una mayor implicación: crear una red de recursos económicos en el poblado de Bagaré para garantizar el trabajo de las mujeres y por lo tanto, la escolarización y desarrollo de los niños. Si ayudamos a las mujeres a desarrollarse ayudaremos a todo el poblado.
Con un pequeño gesto puedes cambiar el futuro de muchas Saforas, ayudalas.